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Seguridad y eficacia en Alimentos funcionales

La dieta tiene un importante papel en la prevención de enfermedades relacionadas con el proceso digestivo y otras. Proporcionar a las mascotas una dieta nutricionalmente equilibrada es responsabilidad de los tutores. En este contexto han surgido numerosas innovaciones relacionadas con el desarrollo de alimentos más saludables y propiedades específicas llamados alimentos funcionales, fomentando un próspero mercado.
Gatos y perros presentan diferencias significativas en los procesos relacionados con la digestión de alimentos. Así mientras que los gatos son carnívoros, los perros parecen ser omnívoros como los seres humanos, compartiendo rasgos carnívoros como: la carencia de amilasa salival, tracto gastrointestinal corto y déficit en la síntesis de vitamina D. Algunos estudios muestran relaciones epidemiológicas entre componentes alimentarios y enfermedades actuales de gran incidencia, como alergias, enfermedades gastrointestinales, obesidad, salud bucal, etc, siendo la obesidad el problema nutricional más comúnmente observado en los animales de compañía.
Gatos y perros conviven con los humanos desde hace miles de años, desembocando en un fuerte vínculo emocional mutuo. En la sociedad actual los seres humanos contemplan a sus mascotas, como seres próximos de apoyo emocional, terapéutico, e incluso psicológico, lo que ha propiciado su introducción plena en los hogares, compartiendo íntimamente el estilo de vida con sus tutores.
En general, la mayoría de los propietarios los considera como un miembro más de la familia según algunas estadísticas (63% de éstos en los Estados Unidos y más del 71% en Italia), proliferando la convivencia con estos animales; por ejemplo, en España existen 5,8 millones de gatos y 9,3 millones de perros en los hogares. Esta tendencia hacia la humanización, sobre todo en el ámbito urbano, ha derivado en que los tutores seleccionen alimentos elaborados con ingredientes de consumo o grado humano por considerarlos erróneamente como más apetecibles, digeribles y seguros. No obstante, dicha categorización no está legislada en ninguna normativa o reglamento de alimentación animal.
Por otro lado, al igual que ocurre con sus propietarios, los animales de compañía se ven cada vez más afectados por enfermedades ligadas a problemas de salud relacionados con el sobrepeso y la obesidad, tales como diabetes, cáncer, enfermedades respiratorias, del aparato locomotor y trastornos de la piel, lo cual proyecta una reducción de la esperanza de vida. Los motivos y/o prácticas que originan estos problemas de salud en nuestras mascotas son principalmente:

o Una ingesta calórica excesiva debido a errores o déficit en el seguimiento por parte de los dueños, de las pautas nutricionales recomendadas.

o Una ausencia o disminución excesiva en las rutinas de actividad física.

o La transmisión de los malos hábitos alimenticios de sus propietarios a los animales de compañía.

o Una cierta confusión en los consumidores ante una amplia y variada oferta de alimentos.

  Recientemente, un estudio ha confirmado que muchos (la mayoría) de los veterinarios están de acuerdo con el uso de los alimentos funcionales cuando perciben que estos productos son seguros y eficaces, sugiriendo que se aplique un riguroso rigor científico en su comercialización. En conclusión, las empresas del sector pet food están aumentando considerablemente la incorporación de alimentos funcionales en las dietas de gatos y perros, a pesar de las limitadas evidencias científicas que avalan su efecto en estos animales, por lo que es necesario incentivar la investigación para determinar su justificación, seguridad y eficacia.